Producción, transformación e industria forestal
El marco jurídico, así como está definido actualmente, no promueve el desarrollo de la pequeña, mediana y gran industria forestal. Los costos de extracción y transformación en el país son muy altos, de manera que no es posible competir con el mercado externo; por su parte, el mercado interno se encuentra en una prolongada recesión.
Las estadísticas oficiales señalan que la producción de madera en el Perú ha ido decreciendo en los últimos años, habiendo llegado en el año 2001 a 8.38 millones de m3, de los cuales el 87% (7.3 millones de m3) se destina para leña y carbón y el 13% (1.1 millones de m3) para madera en rollo industrial, de la cual el 89.28% se destina para madera aserrada y el 21.19% para madera contrachapada. La industria de aserrío es la más importante actividad de transformación de madera en el país, estimándose que hay actualmente en operación un total de 200 aserraderos con una capacidad instalada ligeramente superior a 1 millón de m³, ubicándose los más importantes en las regiones de Ucayali, Junín, Loreto, Madre de Dios y San Martín. Las deficiencias más notorias de este tipo de industria son el elevado desperdicio (más del 40%) de la materia prima, el poco valor agregado a los productos forestales y el déficit de capacidad de secado de madera aserrada.
La industria de contrachapados (plywood/triplay), láminas y chapas está constituida por 12 empresas ubicadas en Pucallpa, Iquitos, Puerto Maldonado y Lima. La capacidad instalada de la industria de contrachapado o plywood es de 105.240 m³ y la de láminas de 20.784 m³. La capacidad ociosa el año 2000 fue de 52.667 m³ (49.9%) en contrachapado y 8.784 m³ en láminas. En los dos últimos años han paralizado sus operaciones dos fábricas de contrachapados en Pucallpa y dos en Iquitos; y desde hace 5 años, 2 fábricas de láminas. La única fábrica existente en el país de tableros aglomerados de partículas viene operando en Trujillo desde el año 1985 con una capacidad instalada inicial de 18 000 m³/año, pero en los últimos años ha realizado ciertas ampliaciones para incrementar su capacidad instalada, alcanzando el año 2001 un volumen de 15.061 m³. Toda la producción de esta fábrica es consumida en el mercado interno y la mayor aceptación en el mercado la tienen sus tableros crudos, a pesar de haber iniciado también la producción de tableros revestidos.
Existe actualmente una demanda de productos maderables para construcción, equivalente a 2.163.254 m³/año, de los cuales 2.021.917 son de madera aserrada, 100.439 de madera para pisos y 40.898 de tableros (paneles y revestimientos). Por su parte, la oferta de madera y sus manufacturas está conformada por la producción nacional y las importaciones. El año 2000 dicha oferta fue de 758.780 m³, correspondiendo 713.053 m³ a productos de origen nacional y 45.727 m³ a productos importados. Esto significa que el 94% de la oferta es de origen nacional y el 6% restante de origen importado.
Respecto a los productos forestales no maderables, los principales son la tara, la castaña, la algarroba, el carrizo, el jebe o shiringa, el palmito, la uña de gato y el aguaje, entre otros.
Comercialización de productos forestales
Las estadísticas de exportación de madera tienen una tendencia creciente. Informes señalan, estas exportaciones alcanzaron los Dólares EE.UU 43.4 millones, lo cual significó un incremento del 35.7% respecto a similar período del año pasado, constituyéndose en la actividad más dinámica entre los productos no tradicionales, debido en especial a un importante incremento en sus precios. La partida de madera aserrada encabezó las ventas, al registrarse 29.3 millones de dólares por este concepto, cifra que representó una elevación del 78% frente a lo registrado en enero-mayo del 2001. Más importante aún es el aumento registrado para el período enero-agosto del 2002, en el que las exportaciones de maderas tuvieron un aumento de 57.1% en comparación con el mismo período del año 2001. En la mencionada etapa se pasó de Dólares EE.UU 83.97 millones a Dólares EE.UU 118.05 millones de exportación de maderas.
El principal mercado de destino es Estados Unidos, con más del 64% del total, habiéndose convertido el Perú en el principal proveedor, desde que desplazó a Brasil en 1999. Este mercado requiere principalmente madera aserrada de caoba, con una demanda potencial que está sobre los 9000 m³ y podría llegar a los 60.000 m³ sin mayores problemas; la demanda de cumala se encuentra entre los 13.830 m³ y podría alcanzar fácilmente los 30.000 m³; la de cedro es limitada y posiblemente no supere los 3.000 a 5.000 m³ por año. El segundo destino de las exportaciones de maderas peruanas es México, con más del 23% del total, pero este mercado presenta la ventaja de que su demanda es más diversificada, aceptando otras especies aparte de la caoba, como la cumala, el cedro, el pumaquiro y el shihuahuaco, entre otras, siempre y cuando hayan sido secadas artificialmente. Les siguen en importancia los mercados de Hong Kong, República Dominicana, Italia y Venezuela.
Por su parte, los productos forestales no maderables, tienen un gran potencial que no está siendo aprovechado en toda su dimensión, debido a la prioridad que siempre se le ha dado a las exportaciones de productos maderables. Al comparar la tendencia de las exportaciones de productos maderables y no maderables, se puede apreciar claramente que, aunque en algunos años los no maderables superaron significativamente a los maderables, en la actualidad la tendencia se ha invertido, con una brecha que tiende a aumentar.
Las limitaciones en investigación y desarrollo de mercados han conducido a limitar las reales posibilidades comerciales de los productos forestales, lo que a su vez trae como consecuencia la escasa rentabilidad de la producción forestal. Este hecho compromete el manejo forestal de los bosques, con criterio de sostenibilidad. Sólo unas cuantas especies tienen un mercado que hace su manejo rentable, haciendo que se desaproveche el gran potencial que existe. La mayoría de productos forestales no maderables tampoco son aprovechados en todo su potencial. En ambos casos, hace falta un trabajo de apertura de nuevos mercados. No existe además, una adecuada conexión con el contexto internacional forestal, lo cual ocasiona el deficiente aprovechamiento de oportunidades, como el canje de deuda, la venta de captura de carbono y otros servicios ambientales. Adicionalmente, la capacidad de captar financiamiento internacional para proyectos forestales es mínima.
La balanza comercial de productos maderables que hasta el año 1994 se mantenía relativamente estable, se ha desequilibrado completamente con una tendencia cada vez más negativa. Esto coincide con la aplicación del programa de ajuste estructural que se dio al iniciar la implementación del modelo de libre mercado. El pobre aporte en la generación de divisas, junto al hecho de que el grueso de las normas legales vigentes y las políticas económicas del país no reflejan la importancia y la contribución del recurso forestal en el desarrollo integral de la nación, hace que se relegue al sector forestal frente a otros sectores y otras actividades económicas, tales como la agricultura, la ganadería y la minería, entre otras.
Plantaciones forestales
De acuerdo a datos oficiales, el Perú cuenta con 10 millones de hectáreas de tierras aptas para la instalación de plantaciones forestales, de las cuales 7.5 millones se ubican en la Sierra, 2.5 millones en la Selva y 0.5 millones en la Costa. Las plantaciones forestales instaladas hasta el año 2001, ascienden a 726.304 ha, de las cuales más del 50% se encuentran en 6 regiones, que en orden de importancia son: Cusco, Cajamarca, Ancash, Junín, Apurímac y Ayacucho. No obstante, no existe información que permita determinar qué porcentaje de estas plantaciones alcanzó su fase de consolidación.
Estudios recientes señalan que en la Sierra y en la Costa existen una superficie aprovechable de 100.567 ha de eucalipto (mayormente Eucalyptus globulus) y 14.721 ha de pinos (Pinus radiata, P. patula, P. seudostrobus, P. greggii, entre otros); estas plantaciones tienen un volumen aprovechable de 8.760.961 m³ y 1.776.989 m³ respectivamente (la producción nacional actual es de 586.882 m³ de eucalipto y 14.315 m³ de pino). Las regiones que tienen mayor producción forestal, en orden de importancia son: Junín, Cusco, La Libertad, Cajamarca, Huánuco y Ancash, siendo Junín la que ocupa el primer lugar en producción de eucalipto con 18.36% y Cajamarca la que ocupa el primer lugar en producción de pino con 61.14%.
No existe aún en el país un plan programático ni incentivos atractivos que promuevan la reforestación, con excepción de algunos proyectos puntuales y lo que dispone la legislación forestal vigente (concesiones con fines de reforestación). De igual forma, la situación indefinida y en muchos casos conflictiva, respecto de la propiedad de la tierra de áreas potenciales para la reforestación, constituyen un serio obstáculo para el desarrollo de plantaciones forestales. Adicionalmente, existen zonas en las que las plantaciones son mal manejadas, como es el caso de las regiones de Ancash, Huánuco y Ayacucho, en los que a pesar de tener una considerable superficie reforestada, cuentan con bajos volúmenes de producción.
Por otro lado, hasta el momento no se ha tenido en cuenta la gran cantidad de áreas deforestadas en la selva (aproximadamente 9.000.000 ha), las cuales tienen un gran potencial para la reforestación con fines eminentemente productivos y económicos, con la activa participación del sector privado.
Deforestación
Las estadísticas oficiales indican que en el territorio peruano se registran un total de 9.5 millones de ha deforestadas al año 2000, con una tasa anual de deforestación de más de 261,000 ha, de las cuales el 73% se encuentran en diferentes períodos sucesivos de formación boscosa conocidos como bosques secundarios o purmas, cuya dinámica no ha sido aún suficientemente investigada a pesar de que tienen un gran potencial.
La actividad agropecuaria es la actividad que causa mayor impacto en la destrucción de los bosques, ya que los agricultores queman enormes cantidades de bosques para obtener áreas descubiertas. Así, mientras la extracción de madera con fines industriales y comerciales ocasiona un impacto en volumen del 2.5% y el consumo de madera de las poblaciones rurales para producción de leña y carbón es de 16.5%, el desbosque por agricultura migratoria representa el 81.1%.
Es conveniente tener en cuenta que la deforestación por agricultura migratoria y ganadería está en relación directa con la accesibilidad a los bosques. En tal sentido, la construcción de carreteras, sin planes de desarrollo que las justifiquen, resulta el medio por el cual se da inicio a complejos procesos de degradación y desertificación.
La institucionalidad del sector forestal
La representatividad del sector forestal peruano, por el lado del gobierno, esta dada por la Intendencia Forestal y de Fauna Silvestre del Instituto Nacional de Recursos Naturales (INRENA), el cual depende a su vez del Ministerio de Agricultura. La Intendencia tiene jurisdicción hasta la producción de los bosques, tanto naturales como cultivados. La industria forestal y comercialización pertenecen a otros sectores económicos como el Ministerio de la Producción, el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo y organismos descentralizados como la Comisión para la Promoción de las Exportaciones (PROMPEX), entre otros. Esto quiebra la cadena de valor de productos forestales, que debe ser gestionada y analizada integralmente.
La participación de la sociedad civil está dada por gremios de productores y exportadores como la Cámara Nacional Forestal (CNF), la Corporación Nacional de la Madera del Perú (CORMADERA) y la Asociación de Exportadores (ADEX), así como por una serie de ONGs de corte principalmente conservacionista, como la Fundación Peruana para la Conservación de la Naturaleza (PRONATURALEZA), el World Wildlife Fund (WWF), la Sociedad Nacional del Ambiente (SNA), el Foro Ecológico y Conservación Internacional (CI), entre otras. También hay una participación más o menos reciente de organizaciones de base y de poblaciones indígenas, entre las que merece destacar a la Comisión Nacional de Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuanos (CONAPAAA) y la Asociación de Mujeres Campesinas de Ucayali (AMUCAU).
Recientemente, en cumplimiento de la legislación forestal vigente, ha sido creado el Fondo de Promoción del Desarrollo Forestal (FONDEBOSQUE) que busca principalmente otorgar financiamiento a proyectos del sector privado con un máximo rendimiento en la transformación de productos forestales al estado natural, mediante la aplicación de tecnologías competitivas. Asimismo, está prevista la próxima creación del Organismo Supervisor de los Recursos Forestales Maderables (OSINFOR) y del Consejo Nacional Consultivo de Política Forestal (CONAFOR), ambos igualmente, en cumplimiento de la Ley Forestal.
La institucionalidad así descrita, resulta insuficiente para una adecuada gestión de la complejidad y extensión de los recursos forestales en el Perú. Existe una gran inestabilidad y desarticulación que se manifiestan tanto en el ámbito público como en el privado; además de amplios sectores informales y de espacios públicos no estatales que se encuentran fuera de control (población migratoria, grupos de colonizadores, grupos de repoblamiento y otros). Asimismo, la institucionalidad, así organizada y representada, tiene serios vacíos de promoción para el desarrollo forestal y responde además, a una estructura unilateral en el proceso de toma de decisiones.
Desde el año 2002 y como una especie de embrión de una institucionalidad más integral para el sector forestal, vienen funcionando las Mesas de Diálogo y Concertación Forestal a nivel de algunas regiones del país, las cuales en su conjunto están representadas por la Mesa de Diálogo y Concertación Forestal Nacional.
SECTOR FORESTAL REFORESTACION
Ante la gran superficie de bosques del país, las grandes posibilidades de reforestación para fines productivos y protectivos, y la alta dependencia de una parte de la población de los recursos del bosque, el Perú tiene una innegable vocación forestal.
El país posee unas 39 millones de ha de bosques aptos para la extracción de madera, o sea, que reúnen las condiciones que posibilitan las actividades forestales maderables. Sin embargo, el Perú no ha desarrollado una actividad forestal maderable, que esté en concordancia con la superficie boscosa nacional. El sector forestal representa apenas entre el 1 % y el 4% del PBI nacional. La superficie destinada al aprovechamiento forestal llega apenas a unas 2 millones de ha.
El país no posee una política adecuada para integrar los recursos boscosos dentro de las posibilidades del desarrollo nacional y como una de las bases económicas. Por la falta de preocupación la superficie boscosa se va reduciendo por la tala y la quema. Se calcula que por año el país destruye unas 250 000 ha de bosques y quema unos 12,5 millones de m3 de madera por un valor de unos 2 500 millones de dólares anuales.
El país posee, además, unas 7,5 millones de ha de tierras que deben ser reforestadas. Casi la totalidad de esta superficie de tierras de aptitud para la reforestación están en la Sierra, donde los problemas de erosión y de degradación de las cuencas son muy graves. Desde 1890 se ha reforestado apenas unas 300 000 ha, que no llevan ninguna relación con las áreas deforestadas por año (250 000 ha).
Estas tierras para reforestación son una de las grandes posibilidades sociales, económicas y ambientales para el país. La reforestación anual de 50 000 ha generaría unos 500 000 puestos de trabajo con un costo no superior a los 50 millones de dólares. Sin embargo, el impacto social en la Sierra, una región de pobreza crónica, sería muy destacable por la generación de ocupación y de recursos deficitarios (leña, madera y sus derivados).
El impacto económico de la reforestación sería considerable por la generación de nuevas actividades económicas en el mediano plazo, como es la industria derivada de la madera, de pulpa de papel y otras.
El impacto ambiental de la reforestación se daría a nivel local (conservación de cuencas, suelos, agua, fauna, etc.) y a nivel mundial, pues por cada ha reforestada se fijarían al menos unas 50 t de CO 2 excedente en la atmósfera, que produce el efecto invernadero o calentamiento.
EN CONCLUSIÓN
Los recursos forestales son aún abundantes y son una de las grandes posibilidades para el desarrollo nacional. El Perú es el cuarto país en número de especies de flora y el quinto en superficie de bosques a nivel mundial, sin embargo el manejo forestal está casi ausente entre las actividades económicas y somos importadores de productos forestales (madera, celulosa, etc).